De Marrakech a Zagora: Roadtrip por el Atlas y las Mil Kasbahs.
Marruecos se encuentra a solo quince kilómetros del continente europeo, al otro lado del estrecho de Gibraltar, que representa una de las fronteras con mayor contraste del planeta y también la puerta de entrada al continente africano. Punto de encuentro entre dos mundos antaño muy diferentes, Marruecos ha sabido conjugar modernidad y tradición. A pesar de que las grandes ciudades del país se han modernizado de manera rápida y manifiesta, el país conserva lugares y rincones con un sabor ancestral que nos transportan a un decorado muy diferente de nuestro mundo occidental.
Sin duda, una escapada a la ciudad imperial de Marrakech para conocer la ciudad y atravesar la cercana cordillera del Atlas, así como realizar una hermosa ruta en coche hasta las puertas del Sahara, constituye un excelente punto de partida para conocer el país, que ofrece además la posibilidad de combinar baladas urbanas y visitas a monumentos y mercados; probar una magnífica comida; y la posibilidad de contemplar formas naturales y paisajes de una belleza singular e incomparable.
¿Te atreves a descubrirlo con nosotros?
Antes de partir: consejos varios e información útil.
Moneda.
La moneda local es el dirham marroquí, que equivale aproximadamente a 0,1 euros. Es decir, que por euro recibirás unos 10 -u 11- dirhams.
Coste.
Marruecos es, en general, un país económico, con respecto a los países mas desarrollados de Europa o América, por ejemplo. Eso sí, es recomendable, e incluso necesario, negociar bien los precios para evitar sorpresas; y en caso de duda, mejor no comprar y buscar una alternativa.
Idioma.
En Marruecos se habla, en la calle, el darija, que es un dialecto oral del árabe y varios dialectos de origen bereber. En el norte muchos hablan español. Por su parte, el francés es cooficial y es muy hablado -cada vez menos- en el centro y en el sur del país, especialmente en las ciudades.
¿Cuándo viajar?
El verano en las zonas de interior de todo puede ser muy seco y muy caluroso, con temperaturas que pueden superar los 40 grados a la sombra algunos días. Por eso, recomendamos viajar entre octubre y mayo, cuando las temperaturas no son extremas, el Atlas puede estar nevado y los paseos serán más agradables.
Alquiler de vehículos
En Marruecos es posible alquilar coches sencillos en una agencia local por 10 o 15 euros el día. Como en todo, trata de negociar el precio. Otra opción es acudir a compañías internacionales de alquiler: es una opción más segura, aunque algo más costosa.
Conducir en Marruecos
En las grandes ciudades marroquíes, conducir puede resultar complicado porque cada uno va un poco a su aire. Fuera de las ciudades, las carreteras rurales suelen tener baches, en ocasiones se transforman en cuasi pistas de tierra y en el Alto Atlas hay infinitas curvas y muy pronunciadas. Por eso, como último consejo, plantéate un seguro del vehículo a todo riesgo, dado el estado de las carreteras y el estilo de conducción local.
En la ciudad te recomendamos que emplees el petit taxi-taxi pequeño- que están por todas partes y son muy económicos. Exige que te pongan el contador-le compteur– para que no te cobren de más; si luego te parece que es demasiado barato, siempre podrás dejarle propina, que te agradecerán encarecidamente.
Ármate de valor pero conduce con cuidado.
1. Lo primero: ¿Cómo llegar?
La mejor manera de llegar al Altas marroquí para continuar con nuestra ruta hacia las Mil Kasbashs y terminar en Zagora en las puertas del desierto es, sin lugar a dudas, partir de la ciudad imperial de Marrakech, que se encuentra situada en el centro de Marruecos y al pie del Alto Atlas.
El Aeropuerto Internacional de Menara es la puerta de entrada principal y más sencilla desde el extranjero, con vuelos desde algunas de las principales ciudades europeas y a precios más que asequibles en muchos casos, dependiendo de la época del año en que se desee viajar y de la compañía que elijamos- algunas low cost vuelan a Marrakech.
Llegar desde el aeropuerto al centro de la ciudad es un paseo corto que recomendamos realizar en petit taxi – literalmente, taxi pequeño– muy práctico y popular en todo el país. Eso sí, no olvides que a los marroquíes les encanta negociar, por lo que te aconsejamos que exijas de antemano que el conductor ponga el contador -llamado le compteur –o que, al menos, negocies de antemano el precio del trayecto, que dura unos quince minutos y no debería nunca costar más de 100-120 dirhams -unos 10-12 euros -.
Si no tienes la suerte de poder alojarte varios días en la ciudad, te invitamos a que leas este recorrido por la ciudad en un día. Continúa leyendo y te mostraremos lo esencial de Marrakech para tus primeras horas en la ciudad.
2. Marrakech: qué hacer en un día.
Marrakech es una urbe que ronda el millón de habitantes y se encuentra dividida entre la ciudad nueva o Nouvelle ville y la ciudad histórica o Medina. Si dispones de un día para visitarla, tendrás tiempo suficiente para impregnarte de sus colores, aromas y sabores, que hacen el deleite de los visitantes.
La Medina
Un recorrido por Marrakech bien puede empezar con un animado paseo por la antigua Medina para perderse por sus calles estrechas y serpenteantes, llenas de vida, aroma a especias y todo tipo de productos a la venta. La Medida de Marrakech no es tan grande e impresionante como la de Fez, que es la mayor del país, pero no por ello deja de tener rincones llenos de magia y colorido.
Algunos lugares y actividades que no te puedes perder en la Medina y que te recomendamos visitar:
Pasear por los zocos, comprar, beber té y… regatear.
Los zocos son en Marruecos algo así como los mercados. En el zoco, o mejor dichos, los zocos de Marrakech, es posible encontrar casi de todo: desde alimentos y otros productos locales hasta objetos de lo más variopinto. En Marrakech es cada vez más común que los productos tengan indicado el precio, pero aún no se encuentra muy extendido, por lo que te tocará negociar y regatear. Al principio puede que te parezca extraño, pero no te preocupes, uno termina acostumbrándose, aunque como al final del viaje es posible que termines algo aburrido de tanto negociar. Te recomendamos que si vas hacer alguna compra recorras antes varios puestos para poder comparar y hacerte una idea del nivel de precios.
Una de mis plazas favoritas es la Plaza de las especias, de fácil acceso y toda una delicia para los sentidos. Aquí podrás encontrar una gran variedad de especias, además de curiosidades como camaleones vivos y gran cantidad de sombreros y cestos hechos a mano.
Si quieres hacer una pausa, el Café des Épices es un lugar agradable situado en la propia plaza; si buscas algo menos turístico, podrás encontrar teterías más populares, a lo largo y ancho de la Medina, en las que reposar, tomar el tradicional té a la menta y subir a alguna de las numerosas terrazas desde las que ver los tejados de la Medina, escuchar la llamada a la oración desde alguno de los múltiples minaretes en que culminan las mezquitas y contemplar -o escuchar- los a los fieles que se dirigen con paso apresurado a rezar.
La Plaza Jemaa El Fna.
Desde la Plaza de las especias, caminando unos cinco minutos, se llega sin problema a la famosísima Plaza Jema El Fna. Se trata, hay que decirlo, del punto más turístico de la ciudad, aunque hay que reconocer que en gran medida el honor es merecido.
Si vas por la mañana o al mediodía, el ambiente es más calmado: podrás tomar un zumo de naranja recién exprimido, unos caracoles, dátiles de los más variados tipos y precios o comprar algunas piezas de fruta o hierbas aromáticas. Es con la caída de la tarde que la plaza se llena de vida y adquiere tintes de lugar mágico: los puestos de comida se muestran en todo su esplendor es posible contemplar espectáculos de muy diversa índole, músicos improvisados y la luz natural va dejando paso poco a poco a la luz tenue de las farolas y los puestos, en medio de nubes de humo de las parrillas y de sonidos y aromas exóticos.
Por momentos, la plaza Jemaa El Fna se vuelve tremendamente embriagadora para nuestros sentidos.
Los puestos en medio de la plaza ofrecen platos tradicionales a precios asequibles. Sin embargo, son los bares y restaurantes situados alrededor de la plaza los que ofrecen los precios más económicos y productos locales de calidad. Te recomendamos que pruebes el Tajine, plato típico con verduras y carne cocidos en barro; la pastela marroquí, que es un hojaldre relleno de una masa a base de almendra, cebolla, carne desmenuzada y especias, espolvoreas con azúcar y canela, lo que le da un aroma magnifico y un sabor que combina lo dulce y lo salado; finalmente, si es viernes, te recomendamos el famoso couscous, plato típico del Magreb cocinado con verduras, carne y sémola de trigo.
La Koutoubia
Muy cerca de la Plaza Jemaa El Fnna se encuentra la no menos conocida Mezquita de la Koutoubia. Se trata de la mezquita más grande la ciudad y cuenta con un minarete de casi 70 metros, que es punto de referencia de Marrakech, y que sirvió de modelo para la Giralda de Sevilla. Merece la pena merodear por los alrededores de la Mezquita y sentarse a descansar en alguno de los bancos que la rodean a contemplar su impresionante minarete, sobre todo si el tiempo acompaña.
Otros lugares que visitar en Marrakech
Una de las visitas que se han convertido en imperdibles es el Jardín Majorelle. Creado a partir de los años veinte por el pintor francés Jacques Majorelle, fue abierto al publico y adquirido posteriormente por el diseñador de moda Yves Saint Laurent. Se trata de una verdera obra de arte viva. Se recomienda reservar con antelación ya que es un lugar muy concurrido y tiene un precio de unos 70 dirhams.
Otro de los lugares que resultan de interés son la Tumbas Saadíes. Se trata de un cementerio con varios mausoleos de dinastía Saadí que datan del siglo XVI. Exquisitamente decorados en yeso, madera de cedro y mármol, son un reflejo fiel del arte musulmán más traicional.
Por último, si tienes tiempo y te quieres relajar, puedes acudir a un hammam, que es un baño de vapor en que te pueden exfoliar la piel y salir como nuevo para continuar la ruta. La variedad de hammams en Marruecos es enorme, abarcando desde los más populares y también económicos, en los que la entrada te puede costar de 5 a 10 dirhams hasta los más exclusivos y lujosos que suelen situarse los hoteles de Nouvelle ville.
3. Hacia la cordillera del Atlas.
Después de una corta pero intensa visita por la ciudad roja, como también es conocida Marrakech, continuamos nuestra ruta hacia la cordillera del Alto Atlas. La mejor manera de hacerlo por uno mismo es alquilar un coche en Marrakech y luego coger la ruta en dirección de Aït Ben Haddou y Ourzazate, la misma que conduce después hasta Zagora.
El Alto Atlas es una cadena montañosa que pertenece al macizo del Altas, a veces llamado el techo de marruecos, porque culmina en el monte Toukbal, el punto más elevado del Norte de África, visible desde la ciudad de Marrakech y muy apreciado por los amantes del trekking y el montañismo.
El contraste y la variedad de paisajes que contemplaremos en la ruta desde Marrakech a Zagora es enorme.
Conforme abandonamos la gran ciudad y comenzamos a remontar la cordillera, el paisaje verdeante va dejando paso a la aridez de la alta montaña que culmina, en los puntos más elevados, y si realizas la visita a final del otoño o en invierno, en cumbres nevadas, que posteriormente dejarán paso a un paraje cada vez más desértico y agreste. A 2.260 metros de altitud, en la cima del Col du Tichka, a un lado tenemos Marrakech y el Marruecos atlántico; al otro, a lo lejos, el decorado del Valle del río Draa y el Palmeral más grande del mundo, salpicados de oasis, poblados y fortalezas en adobe; algo más allá, nos encontraremos por fin a las puertas del desierto.
4. Aït Ben Haddou y Ourzazate.
Aït Ben Haddou
Después de haber atravesado el Atlas, nuestra primera parada casi obligatoria en el camino, es el pequeño pueblo de Aït Ben Haddou.
Los colores ocres y la aridez del paisaje nos recuerdan que nos acercamos al desierto, mientras que la arquitectura y los materiales de las construcciones son el reflejo de una región que conserva aún la tradición y el contacto con la naturaleza.
El poblado de Aït Ben Haddou nos ofrece, ya desde la carretera, una impresionante vista de su Ksar, que es como se denomina aun conjunto de Kasbahs- o ciudadela, fortificado y construido fundamentalmente en adobe, declarado Patrimonio de la Humanidad y conservado de manera tan excepcional que, no en vano, ha sido el escenario de diversas películas y series de televisión. Al Ksar de Aït Ben Haddou se accede atravesando un pequeño riachuelo – a pie o por el puente nuevo- y remontando la colina sobre la que está situado. Una vez en el interior de la ciudadela, cuya entrada es gratuita, podemos deambular tranquilamente por las callejuelas y disfrutar de la paz y el goce de ser transportados a un escenario de ensueño que parece haberse detenido en el pasado. Con suerte, y quizá añadiendo una propina, podremos visitar alguna de las casas habitadas del poblado fortificado.
Regresando de nuevo a la carretera, tomamos rumbo a Ourzazate, que será la siguiente parada de nuestra ruta. Por el camino atravesaremos algunos poblados muy humildes y sencillos y constataremos como la carretera es cada vez más recta y el paisaje se va volviendo poco a poco más árido y arenoso.
Ourzazate
Ourzazate es hoy una ciudad mediana de cerca de setenta mil habitantes, para llegar a la cual ya habremos recorrido 200 kilómetros y empleado unas 4 horas desde que abandonamos Marrakech. Conocida popularmente como la puerta del desierto o incluso el Hollywood de África, se trata de una población que ofrece al viajero la posibilidad tomar fuerzas a mitad del camino, efectuar algunas compras y realizar actividades como pasear por el mercado y la Kasbah u otras realmente curiosas, como visitar los estudios de cine más conocidos de África.
Lo cierto es que resulta una población más moderna, cosmopolita y dinámica de lo que cabría esperar, lo que se debe muy probablemente, no solo a que es y ha sido sobre todo meca del cine sino a la enorme planta solar, un inmensísimo proyecto que acoge desde españoles a ciudadanos chinos, que pasean por la ciudad y son vistos en ocasiones con una mezcla de recelo y asombro por los lugareños, poco acostumbrados a las costumbres de los asiáticos.
La Kasbah Tourirt
Ourzazate alberga igualmente una Kasbah bastante bien conservada, situada en la propia ciudad, junto a la ciudad vieja o Medina, por lo que podremos acercarnos a pie o tomar un petit taxi, que ya conocemos. La Kasbah está por supuesto realizada en adobe y decorada con maderas y azulejos en las innumerables estancias que la componen. No es tan espectacular como Aït Ben Haddou, pero resulta una visita agradable y ofrece unas bonitas vistas de los alrededores. Hay que pagar entrada, unos 10 o 20 dirhams, y al salir, podemos darnos el placer de adentrarnos en la pequeña Medina que la rodea, toda ella también construida en adobe a la manera tradicional, de forma muy humilde y sencilla, que ciertamente contrasta con el resto de la actual ciudad.
El mercado
Debido a la ubicación de Ouarzazate, se trataba de un lugar de paso de la ruta transahariana que atravesaban los comerciantes en épocas pasadas. Reflejo de aquella época es la intensa actividad comercial que se desarrolla en la plaza Al-Mouhidine, en el centro de la ciudad. Puestos ambulantes, tiendas, pequeños puestos de comida y salones de té ambientan la plaza y los alrededores. La atmósfera es menos turística y más relajada que en Marrakech, y los tenderos más comprensivos y menos insistentes. Los precios, por supuesto, son también significativamente menores, por lo que es un lugar idóneo para realizar las típicas compras de especias, el típico aceite de argán e incluso recuerdos.
Los estudios de cine
Para los amantes del cine, y para los no tan amantes, pero meramente curiosos, Ouarzazate nos brinda la posibilidad de visitar los estudios de cine, dicen, que más importantes de África. Se trata más bien, de un conjunto de estudios, de escenarios, así como actividades que se pueden realizar, desde visitar los Atlas Studios, con decorados que va de Egipto al Tíbet, hasta la visita del Museo del cine.
Es tal la importancia del cine en Ouarzazate – y también de Aït Ben Haddou-, que aquí se han rodado películas como Lawrence de Arabia, Cleopatra o La Guerra de las Galaxias y más recientemente, escenas de la serie de Juego de Tronos.
5. El Valle del Draa y el Palmeral más grande del mundo.
Según se sale de Ouarzazate, tomamos la carretera en dirección de Zagora, que será nuestro destino final y la última población de cierta importancia antes de adentrarnos tímidamente en el desierto.
El Valle del río Draa
El río Draa o oued Draâ -en árabe- es uno de los ríos más importantes del país. Nace en la cordillera del Atlas, alimentado por las nieves de sus picos y discurre a lo largo de más de 1000 kilómetros. Se adentra en el desierto, donde forma frontera con Argelia y va a desembocar en el océano Atlántico.
En nuestra última etapa entre Ouarzazate y Zagora, el Draâ no se deja advertir, propiamente hablando, hasta la población de Agdez. Es precisamente a partir de esta última que el valle se muestra en todo su esplendor, jalonado de ksars e innumerables kasbahs en adobe; salpicado de oasis y sencillas tierras de cultivo y de pasto de las que viven la mayor parte de los habitantes de la región; y todo en la compañía omnipresente del famoso Palmeral del Draâ.
Es realmente una experiencia única conducir de Ouarzazate a Zagora a lo largo del valle, atravesando los humildes poblados, en las que las gentes sencillas caminan sin prisa y cada cierto tiempo se deja intuir un pozo o una fuente de agua acá o allá.
Para muchos viajeros, la variedad natural y la riqueza y la originalidad cultural del valle representan uno de los mayores atractivos de todo el país.
El Palmeral
El espectacular e ininterrumpido paisaje que ofrece el Palmeral del Draâ es, a día de hoy, el mayor palmeral del mundo, con en torno a 1,5 millones de palmeras, unos 200 kilómetros de longitud y unos 18 de anchura.
Se considera que el inicio del palmeral tiene lugar a partir de Agdez y termina más allá de Zagora, en M’hamid, donde se anuncia el desierto y algunas de las dunas más espectaculares del país, como las de Erg Chegaga, un impresionante mar de dunas de 35 kilómetros de largo y 15 kilómetros de ancho, el mayor del país, y menos accesible y visitado que Erg Chebbi -más al norte, en Merzouga- por lo que es considerado un lugar ideal para conocer el desierto y disfrutar de un hermoso amanecer o de la puesta de sol.
6. Zagora, M’Hamid y Erg Chegaga.
La última parada urbana de nuestro viaje es la ciudad de Zagora. Situada a orillas del Draa, cuenta con algo más de 30.000 habitantes. Es la última población importante antes de adentrare propiamente en el desierto. Un famoso -y turístico- cartel nos recuerda que la mítica ciudad de Tombouctou se encuentra a 52 días de viaje, ya que Zagora era lugar de paso de las caravanas de comerciantes de atravesaban el Sahara. Por ello, constituía antes, y constituye aún hoy, un buen lugar como base para visitar el desierto.
La ciudad actual data realmente de la época del protectorado francés. Sorprende el hecho de que ofrece todos los servicios que una ciudad mediana puede ofrecer, sobre todo después de haber atravesado poblados y kasbahs que nos parecían relativamente alejados de la civilización.
Desde Zagora lo habitual es dejar el vehículo y contratar alguna excursión que nos adentre en el desierto. Las opciones más comunes entre los viajeros son dos. La más sencilla, si no dispones de mucho tiempo, es contratar alguna estancia en un campamento cercano y que te lleven en dromedario hasta él, para cenar, pasar la noche y amanecer en el campamento, que es lo más parecido a lo que solemos entender por desierto. O bien, lo más aconsejable, para lo cual necesitarás uno o dos días más, es contratar una excursión hasta el pueblo-oasis de M’Hamid y que desde ahí nos lleven igualmente por pistas de tierra y arena hasta las dunas de Erg Chegaga.
Y no olvides una cosa: deberías llegar como muy tarde justo antes del atardecer: te prometemos que el espectáculo es a la vez sobrecogedor y de una indescriptible belleza.
4 comments
Excelente artículo, breve y completo. Lo guardo en favoritos de viajes por si algún día visito la zona, será de gran ayuda!
Por experiencia propia, el articulo es muy acertado, concreto y útil; animo a guardarlo y seguirlo para hacer este maravilloso viaje que sin duda alguna quedarå en el recuerdo un largo tiempo.
Me ha encantado el artículo, siento como so hubiese hecho el viaje. Sin duda muy sugerente. Excelente para preparar esta travesía. Lo recomiendo!
[…] Espero que os haya gustado esta ruta por el norte de Marruecos. Si queréis descubrir más sobre este precioso país podéis leer más información aquí. […]