¡Hola viajeros!
¿Queréis saber qué comer en Cuenca? ¿Cuáles son sus platos típicos?
Esta semana vamos a dejar a un lado la ciudad y os voy a contar la comida típica conquense.
¡Empecemos!
Qué comer en Cuenca: Salado
En Cuenca tenemos varias comidas típicas, tanto dulces como saladas.
Cuenca es una provincia de tradición pastoril, y eso se refleja en su gastronomía, siendo muy contundente para aguantar las duras jornadas de trabajo.
Si es cierto que se come mucho cerdo, porque nos gusta mucho.
De hecho podríamos decir que:
“Del cerdo, nos gustan hasta los andares”
Pero también es muy común la carne de caza, tanto mayor como menor, como el ciervo, el jabalí, el conejo o la perdiz.
Bueno, vamos a comenzar con los platos más representativos de nuestra gastronomía.
Morteruelo
Si podemos hablar del plato típico por excelencia, podríamos decir que es este.
Un plato de caza hecho para untar.
Este plato tiene su origen en la cocina tradicional de los ambientes rurales.
Y es que antiguamente, para poder soportar los duros inviernos de la serranía conquense, hacían este delicioso plato para que los pastores pudieran aguantar largas y frías jornadas de trabajo.
Si bien no está muy claro su origen, existen referencias históricas que se remontan al siglo XI.
¿De dónde viene el nombre?
Pues este guiso debe su nombre al utensilio que se utiliza para hacerlo, el mortero.
El morteruelo tradicional es un guiso caliente hecho a base de hígado de cerdo, especias y pan rallado.
Aunque también la receta varía muchísimo pudiéndose incorporar otras carnes de caza menor como conejo, pollo, perdiz o liebre.
Para cocinar este plato es necesario cocer las carnes, para luego poder darle este aspecto de pasta o paté.
Una vez cocidas se pueden deshacer muy bien en el mortero.
En cuanto a las especias que se utilizan, también pueden variar pero las más comunes son pimentón, clavo, tomillo y romero.
Y por supuesto esto se come con pan, ¡con mucho pan!
Zarajos
El zarajo es el aperitivo conquense muy característico.
Podría decir que se trata de un plato que a la gente le encanta o lo rechaza cuando saben lo que es.
Por eso, no sé si deciros de qué se trata realmente…
Bueno venga, os lo digo.
Los zarajos son tripas de cordero lechal enrolladas en dos palos de sarmiento.
Probablemente ya habréis hecho una muesca de asco, pero os puedo asegurar que al menos una vez tenéis que probarlo, y muchos os sorprenderéis de lo buenos que están.
La carne, como es obvio, debe estar muy bien lavada para que quede limpia.
Una vez bien limpia, se enrolla en los palos de sarmiento y se fríen en aceite de oliva, aunque hay gente que los asa al horno o los hace a la plancha.
Personalmente, en casa los hago siempre a la plancha, lo importante es que queden bien crujientes.
Este plato es servido comúnmente cortado en rodajas, acompañado de una pizca de sal marina y unas gotitas de limón.
El limón es fundamental para que le de ese sabor tan peculiar.
Para aquellas personas que se asustan solo con oír la palabra casquería, os recomiendo que os olvidéis del origen de este plato y lo probéis.
Migas con huevo
Este es uno de los platos más sencillos y económicos de toda la gastronomía conquense.
Y al igual que ocurría con el morteruelo, es uno de los platos que antiguamente comían los pastores debido a su gran aporte calórico que los mantenía calientes durante toda la jornada.
Los ingredientes principales son: pan seco, huevos, ajos, aceite de oliva, sal y agua.
Si bien, como todo, cada persona las hace a su gusto.
A mí me gusta mucho freír el pan en el aceite donde previamente he frito un poco de pimiento verde y panceta para darle más sabor.
El huevo se puede servir batido y cuajado junto con las migas, o lo puedes hacer frito y juntarlo después.
No es un plato típicamente conquense, pero sí es común en la gastronomía castellano-manchega.
Ajo Arriero
También llamado atascaburras.
Al igual que el morteruelo es como un paté para comer untado en pan o directamente del plato, y se come frío.
Otro imprescindible que debéis comer en vuestra visita a Cuenca.
Aunque su origen no es muy claro, parece ser que quiénes introdujeron este plato en nuestra gastronomía fueron los arrieros.
Para quién no lo sepa, los arrieros eran personas que se dedican al transporte de mercancías usando un animal para la tracción.
También se asocia su origen a los segadores, ya que las propiedades antisépticas de alguno de sus ingredientes, como el ajo, hacían de él un plato que se conservaba muy bien a la sombra.
Hay otra historia que cuenta que dos pastores serranos se quedaron aislados en una nevada.
Como no tenían más que patatas y espinas de bacalao para llevarse a la boca, decidieron juntarlo todo y echarle aceite de oliva para intentar reblandecer así las espinas y poder comérselo.
También cuentan que estos dos pastores al llegar a la aldea comentaron que fue una comida que “harta hasta las burras”, de ahí derivó su nombre de atascaburras.
Volviendo al plato…
¿Con qué se elabora el ajo arriero?
Los ingredientes son bacalao, patatas, ajo y aceite.
Al igual que en el morteruelo, también se usa un mortero para hacerlo, y hay mucha gente que lo sirve con un huevo cocido cortado en rodajas.
Es un plato típico de regiones frías y de fácil adquisición.
¡Ah! El plato se hace con bacalao salado, no con el fresco que es más complicado de encontrar.
Gazpacho Pastor
Este es un plato tradicional de la provincia, no sólo de la ciudad.
También tenemos el gazpacho manchego, pero que es algo diferente del pastor.
La base del gazpacho pastor son unas tortas cenceñas, que no es otra cosa que pan ácimo pero sin levadura, de tal modo que se queda como una oblea de pan.
A estas tortas se les añade carne de caza como perdiz, conejo o liebre, aunque también se pueden elaborar de cerdo o pollo.
Las carnes son cocidas y después se amasan hasta conseguir una masa consistente con forma de tortilla.
También lleva especias para darle un característico sabor como el romero, el tomillo y el ajo.
Como su nombre bien indica, es un plato de pastores, sencillo que elaboraban con lo que tenían a mano, de ahí la gran variedad de carnes que puede llevar.
Este gazpacho es más seco que el manchego, que la base es prácticamente la misma, pero no se deja evaporar totalmente el agua, quedando algo más caldoso.
Mojete
Este es un plato típico no sólo de Cuenca, sino de toda la comarca de la Mancha también.
Es un plato que se consume mucho en verano, debido a que se come frío.
Básicamente está hecho con tomate, cebolla o cebolleta, huevo duro, atún de lata y aceitunas negras.
Y por supuesto, aceite de oliva virgen extra y sal.
La preparación es muy sencilla, se trocea muy bien el tomate (que suele ser tomate pelado entero de lata) y se pone junto con la cebolla y la sal.
Y luego se añaden el atún y las aceitunas y se cubre con aceite de oliva.
Por último, irán los huevos duros.
Como todas las rectas, ésta también se puede variar y hay quién sustituye el atún por bacalao.
Eso ya, ¡a gusto de cada uno!
Pisto Manchego con huevo frito
Aunque si bien no es típico de Cuenca, sí que se puede encontrar en las cartas de bares y restaurantes.
Es un plato muy rico, elaborado a base de verduras fritas en aceite de oliva y tomate.
La elección de las verduras va a depender de la época del año en la que estemos, así como de las verduras disponibles.
Pero se puede elaborar con casi cualquier verdura.
Personalmente lo hago siempre con cebolla, pimiento verde, pimiento rojo y calabacín.
Por último, podemos añadir un huevo frito (o dos si sois muy comilones) y a ¡disfrutar!
Y por supuesto no debe faltar el pan.
Gachas
Si hay un plato típico por excelencia en invierno, sin duda es este.
Es un plato muy simple, de elaboración sencilla y que aporta una importante cantidad de calorías para aguantar los fríos meses de invierno.
El plato es harina tostada cocida en agua.
Solo visto así, no parece muy apetitoso pero ¿y si os digo que también lleva panceta?
La elaboración es simple, en abundante aceite de oliva se pone a freír un poco de panceta cortada en trozos y ajos.
Cuando esté bien frita, se retira y en ese mismo aceite se añade la harina.
La harina que se usa, no es harina común, es harina de almortas.
Una vez tostada la harina en el aceite, se echa agua para que se vaya cociendo.
También se le añade pimentón dulce para darle un poco de color.
La forma tradicional de comerlas es mojando el pan directamente en la sarten al centro, o en el plato de cada uno.
Es una «mojá» y después cojes una tajada de carne.
Aunque también te las puedes comer con tenedor.
En mi caso, me gusta trocearme la carne y luego mezclarla con las gachas y las como con tenedor y pan.
¡Dato curioso!
Se podría decir que por cada conquense existe una receta de gachas diferente.
Por lo que sí visitáis Cuenca en invierno, sin duda tenéis que comer este plato.
Qué comer en Cuenca: Dulces y bebidas
Pero no todo es comida salada, ya que también tenemos dulces y bebidas típicas.
Alajú
Es un postre de origen árabe.
Consiste en una pasta elaborada con una base de miel, almendra y pan rallado.
Una vez la mezcla es homogénea, se cubre con dos obleas, una por arriba y otra por abajo, para convertirlo en una especia de torta.
Algunas pastelerías les ponen un poco de naranja para darles un toque cítrico.
Sin duda, si venís tenéis que pasar por alguna pastelería y comprar unas tortas de Alajú para llevaros.
Aunque la original es de almendras, también las elaboran con nueces o piñones.
Torrijas
Es un postre típico que sólo se come en Semana Santa.
En realidad se puede comer en cualquier época del año, pero lo más común es comerlas en Pascua.
Las torrijas se elaboran con pan sobado, si es del día anterior mejor que mejor, leche, huevos, azúcar y canela.
Su elaboración es sencilla: pasamos el pan por la leche y luego el huevo, y las ponemos a freír en aceite de oliva.
Cuando estén bien hechas, se sacan y se les echa por encima una mezcla a partes iguales de azúcar y canela.
Éstas serían las torrijas secas.
Hay otras torrijas mojadas, que en lugar de ponerles azúcar y canela, se las bañan en almíbar.
Y, ¡a disfrutar!
Sequillos
Otro de los dulces qué podéis comer en Cuenca es este.
Es un dulce seco que se elabora con harina de trigo y luego se espolvorea azúcar por encima.
Aunque también se conocen como tortas de aceite.
Así que vais a una pastelería a pedir unos sequillos y no saben lo que es, pedir tortas de aceite, eso seguro que sí lo saben.
Otros ingredientes que lleva son el ajonjolí y la esencia de anís.
Una cosa buena de estas tortas es que no necesitan ningún tipo de aditivo, ya que se conservan muy bien.
Su origen también proviene de la influencia árabe, de la Edad Media.
Sobre todo del sur de España, y que los árabes fueron trayendo hacia tierras manchegas con su expansión.
Llegan incluso a aparecer en libros tan importantes de nuestra cultura como El Quijote.
Borrachos
Los borrachos son típicos de Tarancón.
Se trata de un bizcocho tradicional que crece y se esponja.
Se llama borracho porque ese bizcocho está embebido en un almíbar de naranja, y antes de cocerlos se les espolvorea un poco de azúcar por encima.
Hay algunos pasteleros que una vez cocidos, los dejan reposar sobre una mezcla de licores, azúcar o miel, de ahí proviene su característico nombre.
Aunque también existe la versión sin alcohol.
Tortas de manteca
¿Qué conquense no tenía en casa una torta de manteca para merendar?
Merienda típica de la repostería española, aunque hay quién las prefiere para el desayuno.
La torta de manteca está elaborada con harina de trigo, manteca de cerdo, mantequilla, azúcar, canela, esencia de naranja y masa de pan.
Cuando estéis en Cuenca os recomiendo ir a su tienda, que está céntrica y comer los dulces que allí hacen, porque son irresistibles.
Resolí
No podía faltar una bebida para acompañar a estos dulces tan ricos de los que os he hablado.
El resolí es una bebida alcohólica, con una graduación entre 16 y 18 grados.
Los ingredientes básicos son café, anís seco o aguardiente, corteza de limón o de naranja, canela en rama, clavo, azúcar y agua.
Si bien hay quién prefiere añadirle otros licores como coñac.
Esta bebida es típica de Semana Santa.
Lo puedes beber con o sin hielo, aunque mi recomendación es beberlo sin hielo ya que según éste se va deshaciendo, el sabor característico del café y el anís, se va perdiendo.
¡Eso sí! Hay que tener cuidado con la cantidad que se bebe… porque las bebidas dulces dan una resaca un poco fea al día siguiente.
Y al igual que ocurría con las gachas, en cada casa conquense hay una receta diferente.
Y esto es gran parte de todo lo qué comer en Cuenca.
En definitiva, como podéis comprobar, cuando vengáis a Cuenca vais a comer de maravilla.
Y no os preocupéis con las calorías y grasas, pues como os dije en otros artículos, Cuenca es una ciudad de cuestas.
¡Hasta la próxima viajeros!
2 comments
[…] Ya vimos hace unas semanas la comida típica de esta ciudad española. […]
[…] este artículo, me alejo un poco de la gastronomía conquense, y es que en Cuenca tenemos varias opciones para poder disfrutar de una buena comida en familia, […]