¡Hola viajeros!
Esta semana vamos a descubrir otro de los barrios más antiguos de la ciudad y probablemente poco conocido.
Estoy hablando de la zona de la Plaza Mangana donde encontramos la Torre de Mangana, importante monumento de la ciudad.
Algunas semanas atrás os hablaba del antiguo Convento de la Merced.
Pues bien, hoy vamos a comenzar nuestro recorrido a partir de aquí.
La Plaza de la Merced
A esta plaza llegaremos subiendo desde la anteplaza por las escaleras que nos encontramos a la izquierda del Convento de las Esclavas.
Estamos en la calle del Fuero, una calle estrecha y algo empinada, pero una vez que hemos llegado arriba, se nos olvida el esfuerzo que hemos hecho.
Ya estamos en la Plaza de la Merced, aquí como os comenté en este artículo podemos encontrar el antiguo Convento de la Merced.
Pero hay otros dos edificios muy importantes en esta plaza: el museo de las ciencias de Castilla – La Mancha y el seminario Conciliar de San Julián.
El Museo de las Ciencias
El museo de las Ciencias de Castilla – La Mancha se inauguró en el año 1999.
La planta del museo ocupa varios edificios antiguos, pero como se quedaba pequeño, decidieron construir un nuevo edificio que se asienta sobre restos medievales y construcciones del siglo XVIII y XIX.
Podemos ver esos restos medievales nada más entrar en el museo, ya que han instalado unos vidrios en el suelo para poder observarlos.
Personalmente este museo me gusta mucho, cuando era pequeña me encantaba ir varias veces porque siempre descubría algo nuevo.
El objetivo general que tiene el museo es el de dar a conocer el compromiso del ser humano, como especie sobre la Tierra, y su destino como colonizador del Universo.
Y es en esa función como colonizador que el museo nos muestra o nos quiere mostrar los satélites, planetas, galaxias y un largo etcétera.
Lo que se propone es un viaje a la Tierra, su pasado, presente y futuro.
Una visita a las entrañas del planeta, al descubrimiento de sus elementos.
Además el museo cuenta con un planetario para que podamos observar el espacio exterior.
Es una cúpula enorme de cien metros de diámetro donde podremos observar más de seis mil estrellas, objetos celestes y planetas.
Todos los años suelen hacer observación de estrellas fugaces, gracias al observatorio astronómico.
¡Una experiencia sin duda única si venís con niños pequeños!
En el siguiente enlace podéis encontrar toda la información relativa a precios y horarios.
Seminario Conciliar de San Julián
Si hay un edificio en la Plaza de la Merced que sobresale por encima del resto, ese sin duda éste.
El seminario fue construido en 1741 sobre los restos del palacio del marqués de Siruela.
De todo el edificio, sin duda cabe destacar su fachada y portada barroca.
En su interior encontramos una biblioteca impresionante y muy importante, una sala de reuniones de estilo rococó y un retablo gótico espectacular en la capilla del seminario.
A pesar de que hoy en día es una hospedería, cierta parte del seminario sigue siendo el lugar donde se forman los futuros sacerdotes de la diócesis conquense.
En su interior tiene dos patios, alrededor de los cuales se disponen las distintas habitaciones.
Algunas de estas habitaciones dan a los mencionados patios, y otras tienen unas espectaculares vistas de la hoz del Júcar.
La Plaza y Torre de Mangana
Si nos metemos en la calle que hay a la izquierda del seminario, llegamos a la Plaza Mangana.
En esta plaza vamos a encontrarnos con uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, la Torre de Mangana.
Es un monumento que sobresale del corazón del casco antiguo, vigilante de los quehaceres de todos los conquenses.
En el año 2001 fue declara Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento.
En la actualidad es una torre que mide veintiocho metros de altura con un reloj que marca las horas a todos los vecinos del casco antiguo.
Siglos de historia
Vamos a conocer un poco más sobre la historia de esta torre.
Antiguamente en la parte alta de la ciudad existían diversas torres y giraldos, de los diferentes conventos e iglesias.
Pero desde que en 1902 se hundió el giraldo de la catedral, la Torre de Mangana se quedó como el monumento más alto del casco antiguo.
Aunque poco sabemos de su origen, sí que podemos saber que ya en 1510 servía de reloj para los habitantes de la ciudad.
La primera gran reforma que sufrió data del año 1926, en la que se impuso un estilo neomudéjar que se mantuvo unos cuarenta y cinco años.
Esta reforma supuso un cambio radical en su estilo, con aire de minarete y de color rosáceo.
Hacia los años 70 sufrió otra importante modificación, cambiando totalmente el estilo neomudéjar y dándole un estilo fortificado.
Esta última reforma se produjo porque los relojes que tenía la torre estaban estropeados y porque habían desaparecido los edificios alrededor de la Plaza Mangana.
Al aparecer edificios de estilo más moderno, hubo que reformar la torre para que no desentonara con el entorno.
Esta nueva reforma trajo consigo también la modernización de la plaza.
La plaza fue pavimentada con losas de granito y guijarro de río, con unos muros cuyas barandillas eran de hierro forjado.
Este cambio tampoco duró mucho, ya que cuando comenzaron las obras del aparcamiento y ascensor hasta la plaza tuvo que remodelarse todo nuevamente.
Si bien es cierto, que no todas las remodelaciones han gustado a los conquenses.
De hecho, el poeta Federico Muelas escribió el siguiente verso:
“Como fuiste siempre / te quiero, Mangana, / pedestal escueto, / prisma de argamasa / para el bronce puro / que las horas canta. Reclama / tu veste sencilla / de doncella casta. / Báñate en el río, / en las verdes aguas / que a tus pies el Júcar, / absorto, remansa. / Blanca te queremos. / Nunca disfrazada”.
La alcazaba y el alcázar de Cuenca
El alcázar de Cuenca fue construido en la Plaza Mangana, pero poca información existe sobre él.
Lo único que nos queda de él son los restos arqueológicos que se pueden ver hoy en día y las murallas (o lo que queda de ellas) en las calles aledañas.
Tras la reconquista de Cuenca, fue aquí donde se asentaron los musulmanes que quedaban en la ciudad.
Más tarde se asentó aquí la comunidad judía.
Debido a ello se construyó una Sinagoga y en el siglo XV también se construyó la Iglesia de Santa María.
Restos que también podemos ver hoy en día en la plaza.
Gracias a las excavaciones que llevaron a cabo, encontraron bajo el suelo del sótano de un edificio derruido, varios objetos.
Entre ellos: una vasija, doscientas cuarenta y siete monedas de oro y una de bronce de los siglos XVIII y XIX.
Esto se conoce como el “Tesoro de Mangana” y que se puede contemplar en el Museo de Cuenca.
Os dejo un pequeño video sobre este entorno tan fantástico
La semana que viene seguiremos descubriendo maravillas de esta ciudad.
¡Hasta la próxima, viajeros!