Amurallado y en lo alto de un gran peñasco, así es el Casco Antiguo de Toledo, pero ¿qué secretos esconden los pórticos que dan acceso al corazón de la ciudad? ¡No esperes más, y descubre las puertas de Toledo!
La muralla de Toledo
La ciudad de Toledo se caracteriza por su forma divisoria que parte del Casco Histórico, situado en una alta colina y rodeado por el río Tajo, y después por varios brazos que se extienden al este (Santa Bárbara y Santa María de Benquerencia) y al norte (Santa Teresa, Buenavista, La Legua…).
Como ocurre en numerosas ciudades medievales en Castilla – La Mancha con esta estructura, el centro se encuentra amurallado. Esta construcción que pretendía proteger los principales enclaves de los pueblos invasores, data de la Alta Edad Media (siglos VIII-X). La muralla rodea la mayor parte de la ciudad acompañada por el río Tajo, otorgando al Casco Antiguo una situación privilegiada.
Esta barrera puede verse desde distintos puntos de la ciudad, como en el Mirador de la Ronda de Juanelo o también desde el Paseo de Recaredo junto al parking. Estos son los más recomendables para tener una vista skyline y también una más cercana.
Para poder atravesar esta fortificación existen grandes puertas que dan acceso al corazón de Toledo. A veces, en una ciudad histórica, es inevitable pensar que caminamos sobre los pasos de personas del pasado. Que hemos recorrido los mismos caminos y senderos. Por eso, prepárate para descubrir el lugar por el que accedían los ciudadanos de Toledo en el Medievo.
Puertas de Toledo: Nueva de Bisagra
Se trata de uno de los principales accesos a la ciudad medieval y es la más conocida de todas. Aunque la construcción original data del siglo X (se conservan algunos restos) la mayor parte de la misma es una reconstrucción efectuada seiscientos años más tarde.
En el exterior se puede vislumbrar el escudo de la ciudad de Toledo con el ‘Águila Bicéfala’. Al mismo tiempo, conecta a través de un patio interior en el que se encuentra la estatua del emperador Carlos V, que fijó la capital del Reino de España en la ciudad toledana durante varios años. Por otro lado, en la parte trasera, cuenta con dos torreones de planta cuadrada.
Hasta hace menos de diez años la puerta estaba habilitada para el tráfico de vehículos, pero después se consideró una conexión lateral que rodea la propia puerta, dejando esta solo de manera peatonal.
La Puerta de Bisagra es un atractivo turístico de la ciudad, aunque como anécdota hemos de decir que es un quebradero de cabeza para los conductores menos experimentados, pues la cuesta que la precede le ha costado a más de uno un pequeño susto, sobre todo a aquellos alumnos de autoescuela que quieren sacarse en carnet de conducir en Toledo. Los lugareños dicen que si “apruebas el examen de conducir en Toledo, puedes ir con tu coche donde quieras”.
Puertas de Toledo: del Cambrón
Seguida de la de Bisagra está esta gran puerta que da acceso a la judería de Toledo. Al igual que ocurre con su predecesora, data de la época árabe-toledana, pero la puerta actual es una reconstrucción del siglo XVI. Su peculiar nombre se cree que viene de unos arbustos conocidos como “cambroneras” que crecían en los alrededores de esta construcción. Otros nombres que se le han dado es ‘Puerta de los Judíos’ o ‘Puerta de Santa Leocadia’, este último por la escultura que alberga de dicha santa, aunque no son los más conocidos.
Su estilo es renacentista con cuatro torres y dos arcos, además de un patio interior que conecta con el otro lado. Como curiosidad, destacar que durante la Guerra Civil española fueron fusilados por los milicianos distintas personas del ámbito religioso.
Durante el año 2018, dado el desgaste de la construcción, se planteó el cese de circulación por el interior de la misma. Sin embargo, después de dos semanas se volvió a habilitar al tráfico excepto para autobuses y vehículos de mercancías.
Puertas de Toledo: de Doce Cantos
Data del siglo X, al igual que la de Bisagra y la del Cambrón, aunque esta puerta fue descubierta más tarde, en la década de 1920. Como veis se descubre Toledo cuando menos te lo esperas. ¿Quién diría que ahí se encontraría una nueva puerta?
Es de menor envergadura que las anteriores y se cree que en otro tiempo contaba con dos torres, de las que solo conserva una en la actualidad. Su construcción está basada en granito, ladrillo y piedra de mampuesto. Se encuentra muy próxima al Alcázar así como al Puente de Alcántara.
Los autores discrepan en torno al nombre de la puerta y elaboran varias teorías, pues hasta su descubrimiento no se tenía constancia de ella más allá de algunas menciones en el siglo XV. La primera tiene que ver con una fuente cercana que contaba con doce salidas, así como la existencia de doce sillares en su fachada.
Puertas de Toledo: del Sol
Esta construcción data del siglo XIV, aunque sus primeros vestigios se focalizan en una torre albarrana del siglo X. La puerta es de estilo mudéjar con influencias de la época árabe toledana. Está construida en piedra, mampostería y sillería, aunque algunas de sus partes como las almenas y el friso son de ladrillo.
Esta puerta fue un importante acceso a la parte musulmana de Toledo y un enclave defensivo y militar estratégico para defender la ciudad. Su nombre viene dado por el escudo con el que cuenta, que representa al Sol y la Luna en una forma triangular. Está muy próxima a las puertas de Alarcones y la de Valmardón.
Puertas de Toledo: de Alarcones
Se trata de una de las puertas más antiguas, pues tiene su origen en la época visigoda. Era uno de los mejores enclaves militares y defensivos pero tras la reconstrucción de la Puerta del Sol pasó a un segundo plano.
Se dice que este doble pórtico (de Alarcones y del Sol) servía para proteger la ciudad, pues es la única parte de Toledo que no está guardada por la ribera del río Tajo. De esta forma si se derribaba una puerta con arietes, quedaba una segunda que les proporcionaba más tiempo para contener el asedio.
Esta puerta está construida en ladrillo y mampostería, con una planta octogonal y arco de medio punto (que previamente a su reconstrucción había sido de herradura), de ahí que también se la conociese como Puerta de la Herrería.
Puertas de Toledo: de Valmardón
También conocida como Puerta de Bāb al-Mardūm o Puerta del Cristo de la Luz, dada su proximidad a la mezquita homónima. También está muy cercana a la Puerta del Sol. Data de mediados del siglo IX y principios del X. Al igual que la del Sol permitía el acceso a la medina de la ciudad musulmana de Toledo.
Los expertos sugieren que como ocurre con la Puerta de Alarcones, la de Valmardón fue construida inicialmente con arcos de herradura que se sustituyeron por arcos de medio punto. A lo largo de su historia ha tenido distintos usos como prisión, hospital o vivienda del corregidor de la ciudad. En la actualidad es una de las pocas que se utiliza como vivienda privada.
Puertas de Toledo: de Alfonso VI
También conocida como Puerta Antigua de Bisagra (hasta la construcción de la Nueva), este monumento data del siglo X aunque cuenta con restauraciones de estilo mudéjar del siglo XIII. Está muy próxima a la Puerta Nueva de Bisagra (por la que fue sustituida como entrada principal a la ciudad amurallada) y al Parque de la Vega.
Está construida en granito (visigodo) y ladrillo (mudéjar), con una planta rectangular y mantiene el arco de herradura. Durante muchos años permaneció cerrada y se abrió de nuevo en el año 1905.
Puertas de Toledo: de Alcántara
Data del siglo X y es de origen árabe. Permite el acceso a través de la muralla desde el Puente de Alcántara. Su construcción es sencilla, un arco de herradura guardado por dos torres gemelas con almenas. A pesar de ello, su interior alberga un pasillo precioso, sobre y que por la noche, a través del arco de la puerta permite ver el puente iluminado.
Está construida en piedras de sillería (visigodas) y también en ladrillo (mudéjar), aunque los signos de restauración son profundos.
Estuvo tapada durante más de cuatrocientos años hasta que se descubrió en 1911.
Arco de la Sangre
Es uno de los arcos más conocidos de Toledo, ya que conecta la Plaza de Zocodover con la Calle Cervantes y en la que se encuentra una estatua del propio autor Miguel de Cervantes.
Construido en el siglo X bajo el régimen musulmán, formaba parte de la muralla de Alficén. Se trata de un arco en herradura, atravesado por unas escaleras que dan acceso a la Plaza de Zocodover.
Recibe su nombre actual porque sobre él se ubica la capilla de la Cofradía de la Preciosa Sangre de Cristo y es desde donde el Arzobispo de Toledo pronuncia su discurso en el Corpus Christi.
Se conserva en buen estado aunque fue restaurado en 1945, después de que tras la Guerra Civil Española los edificios colindantes quedasen reducidos a escombros, pero este sobrevivió.
Puerta del Vado
Es una de las últimas descubiertas en Toledo durante unas excavaciones en el siglo XX. Data de ochocientos años antes, en la época de la Reconquista. Ubicada en el barrio de Antequeruela, los alfareros la utilizaban para arrojar allí los deshechos. De esta forma cayó en desuso y a partir del siglo XVII se le perdió la pista hasta su nuevo descubrimiento.
Está fabricada en varios materiales como sillería, ladrillo y mampostería. Su arco interior exterior es de medio punto, al igual que ocurre con las cuatro ventanas que lo preceden. Es muy similar a la Puerta de Alfonso VI.
Por último destacar que la Muralla de Toledo, así como sus puertas medievales, fue declarada Bien de Interés Cultural en diciembre de 1921.
Ahora que ya conoces todas las entradas a la ciudad medieval y esta se ha rendido a tus pies, solo nos falta adentrarnos en ella. ¿Estás preparado para conocer todos sus monumentos, entresijos y leyendas?