Así dice el bello poema, dedicado a Bodrum, en Turquía, de Cevat Şakir Kabaağaçlı, el famoso pescador de Halicarnaso, autor, poeta y pintor turco que vivió en ella la mayor parte de su vida.
Llegando por una pendiente, verás Bodrum. No creas que te irás como viniste. Antes que tú, muchos otros, lo intentaron, dejando sus pensamientos en ella para siempre.
Bodrum, Turquía
Es un pequeño pueblo costero del Egeo, repleto de buganvillas, jazmines y casas encaladas de ventanas azules. En invierno, su clima benigno y la tranquilidad de sus calles, son disfrutados tan sólo por sus habitantes habituales. No quedan turistas en ella.
En verano, sin embargo, su población se triplica, turistas turcos y extranjeros se mezclan en sus calles, abarrotadas de tiendas, bares, restaurantes. Famosa por sus playas de aguas transparentes, por su animada vida nocturna y por la variada lista de actividades a realizar, se ha convertido en el lugar de vacaciones favorito de la alta sociedad turca, de alemanes e ingleses y de muchos famosos.
Aun así, se las arregla para no perder esa esencia de pueblo que le caracteriza. Es cierto que tiene ese algo que enamora, y que hace que desees repetir de nuevo.
Te lo digo yo, que la he visitado en infinidad de ocasiones a lo largo de los años. Que lo dejé todo y me marché a vivir su esencia durante seis meses. Así que tal vez pienses que no soy objetiva en cuanto a Bodrum se refiere. Tienes razón. No lo soy.
Como no lo serás tú tampoco en cuanto pongas un pie en sus calles adoquinadas. Te atrapará su paisaje, su gastronomía, la artesanía que refleja su alma marinera. Ve, conócela y disfrútala.
Cómo llegar
Bodrum está ubicada en la costa turca del mar Egeo, frente a la isla griega de Kos. Situada a unos 696 kilómetros de Estambul, posee vuelos regulares muy baratos, tanto desde la capital, Ankara, como de Estambul.
Su aeropuerto se encuentra a 35 kilómetros del centro de Bodrum, y hay transporte en autobús por el módico precio de 17 TL (unos 3 euros al cambio).
Una vez en Bodrum, no necesitas coche de alquiler pues, aunque hay bastantes sitios que visitar en los alrededores, todos ellos cuentan con una estupenda combinación de minibuses, con amplia frecuencia horaria.
Dónde alojarte
En Bodrum hay una cantidad considerable de hoteles, si bien es cierto que, dada la alta demanda nacional e internacional, te recomendaría que busques alojamiento con antelación si viajas en verano.
El tipo de hoteles es variado, y asequible a cualquier bolsillo, desde pequeñas pensiones a hoteles de lujo, aunque estos quedan bastante alejados del centro.
Mi recomendación personal, es que, si quieres disfrutar de la vida del pueblo, busques alojamiento en el mismo Bodrum, no en los pueblos de alrededor, dado que tendrás que desplazarte constantemente. Alojarte en el corazón del pueblo te permitirá disfrutar también de su animada vida nocturna.
Un poco de historia
La actual Bodrum fue conocida en la Antigüedad como Halicarnaso de Caria, lugar de nacimiento del famoso historiador Herodoto, considerado el padre de la historia. También se convirtió en hogar del sátrapa Mausolos, que reinó en nombre de los persas y tras cuya muerte se edificó el Mausoleo de Halicarnaso, una de las siete maravillas del mundo antiguo, y que dio origen a la definición de mausoleo.
La ciudad de Halicarnaso fue invadida por Alejandro Magno, tomada posteriormente por los romanos, comenzando a denominarse Petronium, de donde deriva el actual nombre, y finalmente por los otomanos.
Villa de pescadores hasta los años 70, sufrió un auge turístico que la convirtió en el lugar de vacaciones predilecto a nivel nacional e internacional, al igual que de segunda residencia de poetas, cantantes y artistas.
Qué ver: monumentos
Mausoleo de Halicarnaso
Aunque, por desgracia, poco ha quedado hoy en día para visitar, salvo algunas columnas y restos de frisos, el Mausoleo de Halicarnaso marcó un hito en la historia.
Mandado edificar en el siglo IV a.C., por Artemisa II, hermana y a la vez esposa de Maoulos, se convirtió en una construcción sin antecedentes en la historia.
Con unas dimensiones de más de 130 metros de perímetro y 46 metros de altura, sus cuatro pisos estaban decorados con frisos escultóricos, rematados por una gran escultura de 4 caballos y un carruaje.
Su construcción mezclaba el estilo de los templos griegos y la forma piramidal heredera de las construcciones egipcias, dando lugar a un estilo arquitectónico único que definió las edificaciones funerarias posteriores.
La estructura del mausoleo aguantó en pie hasta el año 1304, cuando fue derribada tras un intenso terremoto. Muchos de los restos se utilizaron en la construcción del castillo de San Pedro de Bodrum, y otros fueron expoliados por los ingleses en el siglo XIX, y actualmente se conservan en el Museo británico de Londres.
Castillo de San Pedro
Construido en 1420 por los caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén, se ubica en la intersección de las dos bahías gemelas que definen la costa de Bodrum.
Aprovechando muchos frisos y columnas de los restos del Mausoleo, su construcción sigue en pie y se ha convertido en el icono por excelencia de las postales y fotografías de Bodrum.
Con una superficie de 30 mil metros cuadrados, contaba con 5 torres defensivas, doble muralla, con puente levadizo, y acceso a la ciudadela a través de 7 puertas monumentales, decoradas con los blasones familiares de cada caballero. En el interior del recinto, había 14 cisternas subterráneas excavadas en la roca, que servían para abastecerse de agua en caso de asedio, y una capilla, reconvertida a mezquita en época otomana, cuando se le añadió un minarete.
El castillo estuvo en manos de los caballeros hasta 1523, dos años más tarde de la derrota de Rodas a manos del Sultán Suleimán. El sultán les perdonó la vida y ellos huyeron a Creta, donde se establecieron hasta que en 1530 el emperador Carlos V cedió a la orden la isla de Malta, donde finalmente se asentaron.
Tras la caída del castillo de San Juan, este sufrió varios cambios: se construyeron viviendas en su interior, fue base militar en las revueltas griegas de 1824, y se convirtió en prisión en 1895.
Durante la Primera Guerra Mundial, sufrió bombardeos franceses, que dañaron sus torres y derribaron el minarete de la mezquita. Tras la guerra, los italianos ocuparon la franja entre Antalya y Kuşadası, y arreglaron la parte destruida del castillo. En 1921 volvió a manos turcas y quedó vació más de 40 años, hasta que el gobierno decidió crear en su interior el Museo de Arqueología Submarina.
Museo de Arqueología Submarina
Considerado uno de los más importantes del mundo dentro de su área, bien merece una visita. Posee 14 salas de exposición y cuenta con una afluencia de más de mil personas diarias. Su colección de ánforas es la más importante del Mediterráneo oriental.
Visítalo con calma, recorre sus mazmorras, el baño turco abierto al público, las salas donde se exponen todo tipo de objetos históricos encontrados bajo el mar, la recreación de un barco romano cargado de ánforas, la exposición de armas o la sala donde se exponen los objetos hallados en una tumba de una princesa caria.
Las vistas de la ciudad desde las almenas te encantarán.
Antiguo teatro griego
Ubicado en la colina de Göktepe, y con capacidad para más de 13 mil personas, es uno de los teatros griegos más antiguos de Asia Menor. Actualmente se celebran en él festivales de música y teatro de gran renombre.
Una de las curiosidades del teatro, es que aún se puede ver el altar donde se hacían sacrificios a Dionisos, dios del vino y del teatro, además de ser también dios de la fertilidad y de la agricultura.
A lo largo de la escasa subida para acceder al teatro, podrás ver tumbas griegas y romanas, al igual que disfrutarás de unas maravillosas vistas del puerto y del castillo de San Pedro.
Puerta de Myndos
La antigua puerta del acceso oeste a a la ciudad se construyó en el año 360 a.C. y consistía en dos torres monumentales que vigilaban la entrada.
Tan sólo quedan unos restos de las dos torres, pero merece la pena su visita al atardecer, dado que las vistas son impresionantes. Junto al monumento se ubica el cementerio, que contiene algunas tumbas griegas y romanas.
El museo del mar
Es un pequeño y curioso museo que no te llevará mucho tiempo visitar, pero que merece algo de tu tiempo.
Con varias colecciones de conchas y caracolas marinas, esponjas de mar, pequeñas maquetas de barcos de la zona, y una sección dedicada al poeta llamado el pescador de Halicarnaso, es un museo tranquilo y sencillo de ver, en pleno centro del pueblo.
Playas de Bodrum
Bodrum es un pueblo rodeado de muchos otros, cada uno con su playa. Si dispones de tiempo, es fácil recorrerlos. Dirígete a la estación de autobuses y tan sólo tienes que buscar el minibús que te llevará a cada uno de los pueblos que quieras visitar. Hay algunos que no tienen mucho para ver, salvo tiendas de regalos y restaurantes, pero que por el contrario poseen infinitas playas de arena.
Así que, teniendo tiempo, te recomiendo visitar algunos de los pueblos de los alrededores y disfrutar de un día de playa. Porque te diré algo, Bodrum tiene una estupenda playa, de aguas transparentes, y a un paso del centro.
¿El único problema? Que es de guijarros.
Si eres de los que te gusta una buena playa de arena, o de los que no pueden caminar sobre piedras, no la disfrutarás mucho.
Si decides quedarte en ella, te diré que, como el 90% de playas de Turquía, está repleta de tumbonas que pertenecen a restaurantes, hoteles o chiringuitos. No te preocupes. Por una módica consumición, podrás disfrutar de ellas sin problemas.
El camarero se acercará a llevarte lo que pidas, incluso puedes comer en la playa, bajo una sombrilla de paja, y sin llenarte los pies de arena. Todo un lujo.
Paseando por el pueblo
Lo bueno que tiene Bodrum es que puedes recorrerlo de extremo a extremo en media hora a pie como máximo. Si la visitas en los meses de verano, el calor suele ser agobiante, por lo que no se presta para muchos paseos, pero, cuando cae el sol, las calles se llenan de vida.
La zona que lleva hasta el castillo es un laberinto de calles repletas de tiendas con todo tipo de artesanía, ropa, zapatos, artículos de playa, relojes, joyerías… E infinitos restaurantes y cafeterías.
No te preocupes, cierran muy tarde, en verano puede que encuentres las tiendas abiertas hasta la 1 o las 2 de la mañana, así que tienes tiempo de sobra para comprar.
La Marina
La zona de la marina es la otra parte de Bodrum, la bahía de la derecha del castillo. Es una zona muy bonita para pasear junto al mar al atardecer, como hacen los autóctonos, contemplando los hermosos veleros, y los impresionantes yates, junto a los puestos de los vendedores de pescado.
De esta zona sale también el ferry que puedes coger para cruzar al pequeño pueblo de Datça, al igual que uno de los ferrys que te lleva a la isla griega de Kos.
Si te alojas en cualquiera de los hoteles que hay a las afueras de Bodrum, y que cuentan con su playa privada, también debes saber que sus taxis marítimos te dejarán en esta zona y te recogerán en ella.
La parte de la Marina está repleta de restaurantes de todo tipo, más caros o más asequibles, donde probar el pescado de la zona, siempre preparado a la parrilla.
Kumbahçe
La zona de Kumbahçe es la ubicada en la bahía a la izquierda del castillo, la zona de bares y restaurantes. Las vistas son impresionantes y merece la pena disfrutar de una buena cena o tomar una copa literalmente a ras de la orilla.
Ármate de paciencia, eso sí, porque cada restaurante te ofrecerá descuentos para captarte como cliente, lo cual puede ser un poco agobiante. No te preocupes, escóndete tras una buena sonrisa y elige el que más te guste. Los precios suelen ser parecidos entre ellos.
Paseos en barco
Te los recomiendo totalmente. Salen temprano por la mañana y regresan a puerto sobre las 5 de la tarde. La comida va incluida en el paseo y te llevarán a zonas a las que no puedes acceder por tierra, preciosas calas desiertas o islas deshabitadas donde poder sumergirte en el azul turquesa del mar.
Tan sólo equípate con la toalla, unas gafas de buceo y el bañador, y disfruta de un día diferente y relajado.
Qué comprar: artesanía de la zona
- Sandalias de Bodrum: están hechas a mano, en piel de gran calidad. Los diseños son muy bonitos, en muchos casos con cuentas de colores o con el ojo turco, y correas para atar. Son famosas en todo el país.
- Delicias turcas de mandarina: de la marca Bodrum, están hechas con mandarinas de la zona. Puedes probar las delicias turcas, la mermelada, galletas o incluso colonia de mandarina.
- Ojos turcos: la zona del Egeo es la principal región de Turquía donde se crean a mano los abalorios con el ojo turco, tan característico del país, y que sirven para protegerse del mal de ojo.
- Lámparas de calabaza: hechas en Bodrum, a mano, con calabazas secas y abalorios de colores, las verás por todos los sitios y seguro que quieres llevarte alguna de vuelta a casa. Dan una luz preciosa.
Conclusiones
Puedes visitar Bodrum en apenas dos o tres días, si no tienes tiempo disponible si te vas a limitar a ver el pueblo.
Por el contrario, si te apetece sumergirte y visitar a fondo la región, puede llevarte un par de semanas, de excursiones diarias a los pueblos de alrededor, a Datça, a la isla griega de Kos o la de Lesbos.
Hasta aquí llega mi descripción de la bella Bodrum, en Turquía. Os iré contando qué ver en los alrededores.
Pero eso será otro día.