¿Alguna vez has disfrutado de un día de mar, con el calor más abrasador, para terminarlo en apenas unos kilómetros en una montaña nevada de más de 2000 metros de altitud? ¿Es posible que hayas caminado entre restos de una civilización extinta para llegar a una playa y sumergirte en las aguas del azul más turquesa que hayas visto? ¿Has ascendido de noche a un monte para ver fuegos que jamás se apagan y que surgen de las entrañas de la tierra? ¿Has dormido en cabañas en los árboles, desde las que ver las estrellas más preciosas? Todo eso y más puedes disfrutarlo en Olympos, en la provincia turca de Antalya.
De viaje a Olympos
Si todo esto que apenas comienzo a describirte te ha puesto los dientes largos, y has decidido que no puedes pasar otro verano sin conocer ese pequeño rincón de Turquía, este es tu espacio.
Olympos se encuentra ubicado a unos 85 kilómetros de la ciudad de Antalya, que cuenta con uno de los aeropuertos mejor comunicados de Turquía. Una vez en el aeropuerto, te recomiendo alquilar un coche, pero hazlo con antelación dada la avalancha de turistas que suele visitar la zona en verano.
Puedes llegar a Olympos en autobús, pero te recomiendo el coche de alquiler porque probablemente luego te desplaces por la zona para ver otros lugares y te hará falta.
La carretera es buena entre Antalya y la desviación de Olympos, después ya no tanto, aunque son los últimos kilómetros, así que no te apures. Eso sí, si no te gusta mucho o no te sientes capaz de conducir por carreteras repletas de curvas, te deberías replantear la opción del autobús.
Un poco de historia
Fue una de las ciudades más importantes de la civilización licia, que abarcaba el territorio comprendido entre la actual provincia de Antalya y la de Muğla.
La fecha exacta de fundación de la ciudad se desconoce, aunque han aparecido inscripciones en una pared y en un sarcófago que la datan en torno al siglo IV a C, en el periodo helenístico. A tal punto llegó su importancia dentro de la liga de ciudades licias, que llegó a acuñar su propia moneda en torno al año 100 a C. Posteriormente cayó en manos de los piratas cilicios, junto a las vecinas ciudades de Corcycus y Phaselis.
Años más tarde, ya en posesión de los romanos, la ciudad, según describe Cicerón, se embelleció, y prosperó en los siglos posteriores. En la Edad Media, los genoveses y venecianos construyeron varios fuertes en su costa, hasta que fue abandonada en torno al siglo XV.
Olympos en la actualidad
Hoy en día, a pesar de haberse convertido en lugar turístico, la ciudad de Olympos, junto a Phaselis e Idryos, forma parte del parque nacional de Olympos, por lo que el turismo es sostenible.
Si viajas allí esperando hoteles de lujo, de grandes dimensiones, olvídalo. Olympos y Çıralı son el epicentro de otro tipo de turismo. Básicamente nacional, de gente joven, que busca una experiencia más cercana a la naturaleza, dormir en casitas de madera en los árboles, en carromatos como los antiguos cíngaros.
Personas que desayunan al aire libre, que se sientan a ver las estrellas junto a un fuego, que se relacionan con desconocidos en un ambiente bohemio y diferente.
Olympos es lo que es. Refugio de todo aquel que busca, por unos días, huir de las aglomeraciones de las ciudades, disfrutar de la belleza de la naturaleza, compartir experiencias con personas que lo dejaron todo para abrir un alojamiento en medio de un bosque, que se dedicaron a desarrollar sus habilidades con la artesanía, para venderla después en pequeños locales llenos de encanto.
Olympos es atravesar ruinas de civilizaciones perdidas para llegar a playas paradisíacas, donde los árboles crecen junto al mar.
Antigua ciudad de Olympos
La verás de camino a la playa. es más, debes acceder a ella para poder sumergirte en las cálidas aguas del Mediterráneo.
No te apures. Dadas las altas temperaturas del verano en la región de Antalya, conviene destacar que la mayor parte del trayecto es entre árboles, por lo tanto, a la sombra. Antes de acceder a la entrada, encontrarás numerosos restaurantes, cafeterías y pequeñas tiendas en las que abastecerte con agua y comenzar la caminata.
No te llevará mucho tiempo y merece la pena. Los senderos están muy bien marcados, y con paneles explicativos de madera con cada edificio o ruina que vayas dejando atrás. Es una maravilla poder deambular a tus anchas entre las ruinas diseminadas por el bosque.
Y la recompensa final está por llegar: la playa de Olympos con sus aguas de color turquesa.
Si vas a pasar varios días en Olympos, te recomiendo comprar la tarjeta que te permitirá ver las ruinas a la vez que acceder a la playa diez veces por unos dos euros al cambio.
Tortugas marinas en las playas
La playa de Olympos, al igual que varias más a lo largo de la costa de la provincia de Antalya, es el lugar elegido por las tortugas marinas Caretta para desovar, por lo que está prohibido clavar sombrillas o poner tumbonas. Las tortugas marinas eligen tan sólo playas limpias de contaminación para enterrar sus huevos, que permanecen en ellas durante dos meses hasta que las crías nacen y deben recorrer la distancia hasta la orilla, momento en el que son más vulnerables a las gaviotas.
Dada la escasez de tortugas marinas, que han llegado a encontrarse en peligro de extinción, numerosas organizaciones y universidades, han destinado fondos e investigaciones en una carrera contra la desaparición de estos bellos animales.
Aun así, necesitan de la colaboración de cualquiera que visite estas playas, por lo que respeta cuidadosamente las indicaciones de los carteles para ayudar a evitar que desaparezcan.
Çıralı
Se encuentra ubicado junto a Olympos, y es una pequeña población de apenas 500 habitantes en invierno, que se triplica en verano.
Con sus calles estrechas, repletas de cafeterías, restaurantes y tiendas de artesanía, y a la sombra de los árboles de todo tipo que crecen en la zona, es un lugar que merece la pena una visita.
Çıralı posee una larguísima playa, con chiringuitos y restaurantes que facilitan hamacas y sombrillas a cambio de una consumición. Aprovecha para relajarte en su larga playa, si bien es menos tranquila que la de Olympos.
Yanartaş o el monte Chymaera
Sin duda, te encantará esta parte.
Yanartaş es el monte del fuego eterno, donde las llamas surgen de las entrañas de la tierra y nunca se apagan.
¿Cómo es posible? Te preguntarás.
Si atendemos a la mitología, que siempre contaba con bellas historias que justificaban cada fenómeno natural, nos centraremos en la famosa historia del héroe Belerofonte y el caballo alado Pegaso.
La mitología griega cuenta que el rey licio Íobates encargó a Belerofonte que matara a Chymaera, el monstruo que escupía fuego.
Para ayudarle en aquella hazaña, que tantos otros habían intentado antes, con ningún éxito, la diosa Atenea dio a nuestro héroe una brida de oro para que consiguiera domar al caballo salvaje alado Pegaso, que resultaría clave para vencer al monstruo.
Chymaera, con cabeza de cabra que exhalaba fuego, cuerpo de león y cola de serpiente, arrasaba los campos y mataba al ganado. Belerofonte, montado sobre Pegaso, consiguió evitar las llamas que lanzaba el monstruo, mientras iba lanzándole flechas de plomo por todo el cuerpo.
Gracias al caballo alado, que se movía constantemente, consiguió introducir una flecha en la boca del monstruo, haciendo que el plomo se deshiciera con el calor de las llamas, matándola por fin.
Chymaera fue enterrada en el monte, pero el fuego quedó atrapado con ella, y desde ese momento comenzó a filtrarse al exterior a través de las rocas de la montaña, para no apagarse nunca.
Hasta ahí la leyenda. La realidad, bastante más simple pero igual de sorprendente, es que el monte no ha dejado de arder a lo largo de su historia debido al gas que acumula en su interior y que se filtra al exterior por las rendijas de las rocas.
Dada su cercanía al mar, las llamas del monte, avivadas aún más en invierno debido al viento, han servido a lo largo de la historia como faro natural para los barcos que se acercaban a sus costas.
Subida nocturna al monte
Así que, prepara un buen calzado y una linterna y espera a que anochezca para subir al monte. El acceso en coche lo verás marcado en carteles desde Çıralı.
Sí, lo que has oído. Es mucho más impresionante subir de noche, para apreciar mejor las llamas. Y apostaría además a que es una experiencia nueva, no creo que hayas subido a muchos montes de noche.
Puedes ir en coche hasta la base, donde comprarás la entrada, que controlan al subir y al bajar para evitar que alguien se pierda, y luego sube andando, más o menos durante una hora y media. No es una subida excesivamente complicada, pero no deja de ser una subida a través de un sendero de piedras en el monte.
Cuando llegues a la cima te sorprenderás de varias cosas: la primera, como ya habrás ido intuyendo por el camino, es que está bastante concurrido. La segunda, las vistas increíbles del mar a lo lejos, las estrellas y el fuego. Si, como yo, tienes suerte de que haya luna llena, la experiencia será aún mejor, te ayudará bastante en el trayecto por el monte y se reflejará en las aguas del mar en calma.
Disfruta del espectáculo junto a las hogueras. No lo olvidarás jamás.
Ulupınar
Se ubica a unos 8 kilómetros de Çıralı y toma su nombre de un manantial de aguas cristalinas. Es un lugar que debes visitar, para sumergir los pies en las heladas aguas del río y disfrutar de una buena comida entre los árboles.
Hay numerosos restaurantes en la zona, de precios muy asequibles y con la experiencia única de comer junto a las cascadas del helado río, degustar del pescado preparado a la parrilla y, por qué no, compartir tus manjares con algún que otro pato, que acudirá presto a saludarte.
Tahtalı Dağı o Monte Olympos
Dentro de la cordillera de los montes Tauros, es el más alto de todos, con sus 2365 metros de altitud.
La cumbre suele estar cubierta de nieve y hielo de noviembre a junio, así que resulta un contraste increíble verlo tan cerca del cálido Mediterráneo.
En primavera, los vientos arrastran el polvo, y lo cubren de un color marrón rojizo, y en verano su cumbre a menudo resulta invisible dado que se cubre de nubes que la rodean.
La estación del teleférico se encuentra entre Çamyuva y Tekirova, en la carretera D400, a unos kilómetros de Olympos, y está muy bien señalizada.
Entre primavera y otoño se puede hacer senderismo por la zona, aunque ve bien equipado.
La estación del teleférico fue construida con la mejor tecnología en 1908, y ha seguido funcionando de continuo desde entonces. Puedes llegar a la base en coche, donde hay un aparcamiento gratuito, ubicado a 726 metros sobre el nivel del mar.
Desde ahí, en teleférico, en apenas 10 minutos, ascenderás a la cumbre de la montaña. El precio del ticket de ida y vuelta es de unos 25 euros, aunque te dan la opción de coger sólo de ida, y bajar haciendo senderismo.
También ofrecen servicios de cenas, entradas especiales para ver la puesta de sol o para disfrutar de las estrellas. Puedes consultar su página para ver cual de ellas prefieres.
Las ruinas de la ciudad licia de Phaselis
Ubicada a unos 25 kilómetros de Olympos, fue fundada como colonia de Rodas en torno al 690 a. C., y se convirtió, con sus tres puertos naturales, en una de las ciudades más importantes de la liga licia.
La mayoría de los restos que se conservan hoy en día son de época romana, como el teatro, el templo de Zeus, los puertos o las murallas del castillo.
Hay también restos de una larga calle de 24 metros de largo, donde se aprecian las edificaciones de las tiendas a ambos lados y que termina al sur en la llamada puerta de Adriano.
Después de visitar las ruinas, acércate a la playa, donde los árboles crecen junto a la orilla y podrás sumergirte en las cristalinas aguas del Mediterráneo.
Espero que hayas disfrutado de este viaje virtual, y que si llegas a convertirlo en una realidad, lo disfrutes tanto como lo hice yo.